domingo, 23 de octubre de 2011

Tres poemas de "Sesenta y cuatro caballos", de Antonio Pereira


SESENTA Y CUATRO CABALLOS

Los Pereira (o Pereyra) que salen en las enciclopedias heráldicas se nos hacen algo molestos a quienes somos sus parientes de la rama pobre, y es por lo tacaños y esa manera que tienen de saludar, como si diesen los buenos días desde encima de la montura.
Ellos descienden derechamente de don Gonzalo Pereira, pero poco se parecen al antepasado dadivoso.
Lo escribió Pedro de Bracelos: Que teniendo el don Gonzalo treinta y dos caballos, en un solo día regaló todos a distintas personas. La cosa huele a invención y adorno.
Pero sigue la Crónica con que en ese mismo día los volvió a comprar don Gonzalo, aquellos treinta y dos caballos, para así poder regalarlos a otras tantas personas de su estima, y entonces el caso se hace creíble, porque a los bebedores del anochecer nos resulta más fácil aceptar lo enorme que lo mediano.


Antonio Pereira
Sesenta y cuatro caballos



Selección de Úrsula Rodríguez Hesles. 
Prólogo de Juan Carlos Mestre.
Colección Calambur 20 años, 3. 144 págs.
ISBN: 978-84-8359-228-1. PVP: 12,00 €


EL PUDOR ERA UN METEORO

El pudor era un meteoro
el pudor era un meteoro como la lluvia y el viento
el pudor era un meteoro como la lluvia y el viento y el fuego de santelmo
el pudor era un meteoro como la lluvia y el viento y el fuego de santelmo y la nieve y el rayo
el pudor era impredecible más que todos los meteoros juntos
porque no hay cabañuelas para el pudor,
sabes que va a llegar,
no dónde, cuándo,
si con la furia de la tormenta,
si en el agua sumisa de las lágrimas.

… Y la tarde pasaba larga larga,
jugando a un botón más, oh riesgo hermoso.

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ORACIÓN 

Señor ya sabes mis cuidados con el butano y los grifos
todo lo cierro bien pero es difícil desentenderse
inspecciono la antena
las macetas con tantas criaturas que por debajo pasan
sufro mucho Señor
y aunque te agradezco no haberme hecho cirujano
ni conductor del autobús escolar
te pido que un ratito te quedes responsable
que aguantes todo esto mientras voy a un recado
y cualquier día no vuelvo.

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